Cuantas cosas compramos y al poco tiempo este objeto ya no
es funcional.
Por Karla Hernández.
La obsolescencia
programada tiende a pasar desapercibida e inclusive hay muchas personas que aún
no saben lo que esto significa, debido a las múltiples campañas de marketing,
crean problemas que van desde los deshechos hasta un crecimiento acelerado a
nivel mundial, el chip que las empresas insertan en la mente del consumidor
para adoptar una conducta llamada "consumo compulsivo". Factores económicos, sociales, culturales, ambientales, entre otros, juegan para bien y mal un rol muy importante en la “obsolescencia programada”, ya que muchos
de estos se ven beneficiados por dicho tema, y otros más se ven afectados.
Este
concepto tiene su origen en la revolución industrial y la producción en serie.
En el inicio los productos se fabricaban de una forma accesible y masiva para
los consumidores. Un grupo de empresarios en el año 1920, se dio cuenta que
mientras sus productos eran duraderos, menos dinero ingresaba a sus ganancias.
Thomas Edison fue el inventor de la bombilla, los fabricantes estaban creando
productos con una duración larga, pero el temor no tardó en llegar a estos, fue
entonces cuando cierto gremio de fabricantes decidió reunirse y plantear un
método que acorte la vida útil de los productos y así poder aumentar las
ventas. Los creativos ingenieros y diseñadores reciben la nueva orden, de hacer
productos podríamos decir menos calidad, siendo muy frágiles y esto nos lleva a
tener un ciclo mucho más corto.
La
obsolescencia programada no es más que la caducidad previamente planeada por un
productor o fabricante de un objeto o articulo tangible o intangible (en el
menor de los casos), y se remonta al año de 1880, cuando el señor Thomas Alva
Edison, de origen estadounidense patenta la primera bombilla incandescente, y
al siguiente año (1881), lanza a la venta la primera lámpara con una vida útil
de 1,500 horas.
La
economía en general, vista desde las grandes empresas, se ven beneficiadas de
la obsolescencia programada, dado que incrementa producción y por ende
ingresos, y mayores ganancias para ellos, puesto que quienes impulsaron dicho
acontecimiento fueron ellos, para hacer que la economía a nivel mundial se estabilizara,
y saliera de la recesión luego de la segunda guerra mundial. Caso contrario es
el impacto que ha causado la obsolescencia programada a nivel consumidor, dado
que el marketing se ha encargado de introducir el chip de un comportamiento
compulsivo a la hora de consumir.
Como ejemplo
tenemos a los productores de bombillas, que fueron reduciendo las horas de vida
útil, hasta 1500 horas, las cuales, contrastan con una de las primeras
bombillas creadas, la cual lleva 110 años encendida sin interrupción, con lo
cual podemos observar que a nivel empresa, recortar la vida útil fue de gran
impacto para el crecimiento de las mismas.
Para
concientizar a las personas a limitarse en cuanto al consumo de cualquier tipo
de producto, en especial a los productos tecnológicos, que son los que más
explícitamente han adoptado la programación de su vida útil. Cabe mencionar que
debemos incentivar a sacar el máximo provecho de todo lo que utilizamos en
nuestra vida diaria, además, la necesidad de cuidar nuestras finanzas, a fin de
crear una cultura de ahorro, y no de consumo compulsivo, máximo en
nuestro país, donde los niveles de desempleo y pobreza, se encuentran en un
nivel inaceptable, donde lo más recomendable es consumir lo necesario y no lo
deseado, salvo excepciones.